En los noventa Scream marcó la diferencia por ser una cinta de terror que analizaba las fórmulas de otros filmes del género. En su segunda parte la ahora tetralogía exploraba el universo de las secuelas, asegurando que las segundas partes nunca son buenas y ofreciendo un excelente ejemplo de ello.
Fue así que en Scream 3 intentó cerrar el círculo como trilogía, incluso buscó conectar historias de manera inverosímil y ya sin la participación de Kevin Williamson en el guión, por lo que una nueva entrega sería un renacer de la franquicia.
Por ello la expectativa, ¿quién buscaría atormentar a Sidney Prescott diez años después y ya con ningún cabo suelto?
No importa lo desgastada que esté la fórmula, los fans de la franquicia abarrotaron las salas para escuchar gritar a Sidney una vez más, incluso para saber cómo iba la historia entre Dewey Riley y Gale Weathers.
¿La nueva teoría? Los remakes. Ya no se trata de una continuación, sino de un reinventarse. ¿Scream 4 lo logra? En cierto modo lo hace. Incluye nuevos personajes y nuevos talentos y sin embargo, todos seguimos al pendiente de los tres personajes principales, difícilmente creamos un vínculo con los nuevos, por lo que este remake se vuelve una continuación y es ahí donde está su mérito.
Wes Craven y Kevin Williamson logran continuar con una historia que ahora sólo tiene nuevos motivos para que Sidney Prescott demuestre por qué después de 15 años sigue siendo el elemento principal dentro de la fórmula de esta película de terror.
Cinefilia: 7
IMDb: 7.6
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