El trabajo de Alejandro González Iñárritu tiene garantías. Hasta ahora cada uno de sus filmes vienen precedidos por reconocimientos en distintos festivales. Su más reciente propuesta Biutiful, no es la excepción. Sin embargo, también puede representar su talón de Aquiles.
Ver Biutiful es comprobar el sello distintivo del director. La cinta echa mano de todos aquellos recursos que Iñárritu ha utilizado en sus películas previas; concretamente la trilogía que lo colocó en el sitio que ocupa ahora.
Este film es muy Amores Perros, muy 21 Grams y muy Babel. La única diferencia es que no contiene ese "entrecruce de historias" hicieran popular a estas tres cintas y, sin embargo, coquetea con la idea al igual que lo hace con la música, incluso la dirección es similar.
Todo lo anterior viene a colación porque infinidad de críticos aseguraron de que éste, era el trabajo definitivo de Iñárritu, el que lo alejaba de todo lo que había hecho hasta ahora. Ciertamente no lo es.
Es una propuesta que afirma mucho más su estilo y que lanza una pregunta al aire. ¿Podrá Iñárritu ser un director ecléctico? Ser como otros que pueden navegar triunfantes en cualquier otro género. Bitufil nos demuestra que difícilmente podrá ocurrir. Pues esa catarsis, ese sufrimiento que duele hasta las entrañas es ya el sello distintivo de Alejandro Gónzalez Iñárritu.
IMDb: 8
Cinefilia: 8
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